El comienzo
Empezaré fuerte. La vida es el parpadeo de la conciencia.
Habréis
oído decir a Machado: "los ojos en que te miras, son ojos porque te
ven".
Nos
sentimos observados y cada vez que he seguido el perfume de esa rastro me ha
llevado al mismo sitio. Al centro de mi corazón, donde tú, mi cariño, te habías
escondido.
Su historia
El tango
está unido a un sentimiento penoso: abandonos, olvidos, desengaños... Tengo
oído que hay a quien no le gustaba verlo bailar por las caras tan serias que
ponían los ejecutantes.
No es
cierto.
La tristeza
es una de las muchas cuerdas que el tango hace sonar, porque la alegría, como
toda luz, tiene su sombra. Y si algo hay de lo otro será por provocar, como
Tanatos (la muerte) cuando nos asusta.
Pero es
éste, un libro alegre, que nos cuenta (también a su autora) el desarrollo feliz
de un encuentro amoroso. Y lo hace combinando palabra y música. La música como líquido
amniótico del verbo. El lenguaje como una erótica insinuación a la conciencia
para que construya su hogar en el corazón de quien habla. Y lo consigue, porque
quiere quedarse hasta en la última página que habla de epitafios.
El silencio
¿Quién no
ha oído el silencio? Este es uno de los aspectos más importantes del tango. Ese
espacio en el que habita la inocencia. Donde, como decía Darío: "todo está
ahí para ser adivinado".
Habréis
oído decir a Machado: "Converso con el hombre que siempre va conmigo"
Estoy segura de que con "él" hablaba de "ella".
"Ella" era el silencio.
La conversación
Silencio y
conversación. Para que la danza adquiera el nivel de conversación, es
fundamental escuchar la señal del compañero. Escuchar... para dejar que el otro
escriba sus mejores notas y así, leerse. ¿Cómo leerse? Imprescindible la
distancia. (No se puede leer con la cuartilla pegada a la cara).
La distancia
Habréis
oído decir a Rilke: "La mayor distancia es la que existe entre hombre y
mujer"
Pero ¿cómo
saber que se alcanzó la distancia justa?
Yo lo sé
cuando oigo mi nombre.
En origen,
han dicho los científicos, el mundo vibró como una nota musical entre dos
explosiones. Una explosión -el Bing Bang es una pequeñez- producida cuando se
encuentran dos opuestos.
Oir el
propio nombre en una voz enamorada, dicen, fue el verdadero origen de la música.
El libro
Palabra y
música. De eso trata este ramillete envuelto como un regalo en una edición
preciosa de la que "Impresionarte" (quienes lo han confeccionado)
están tan contentos como yo.
Cómo creció
Mi hija fue
la primera en oír todas y cada una de las páginas de este libro. Y cuando me
las devolvió entre risas y asombro, la sorpresa fue mía al comprobar que
estaban intactas las ideas. Que había resistido, como si ya fuera un libro
consagrado, el viaje de una generación a otra.
Pasado este
bautismo, lo llevé a Buenos Aires. Allí lo publicaron junto a otras ideas y se
encontró tan cómodo que pidió repetir la experiencia. ¿Y quién le niega a un
libro que "sea" para lo que ha nacido? Pues sí hay quién. Las
editoriales que todas se negaron. (Tampoco fueron tantos los intentos). Pero
ahí estaba yo, su autora y todos los amigos empujando a que me decidiera a
publicarlo.
Prevengo:
Este libro
tiene el color muy fuerte. El rojo nos recuerda la pasión y su peligro: perder
esa pasión por no tener el equilibrio contrastado.
Al mirarlo
puede uno enamorarse, porque desde él, quien mira parece nuestro espejo.
La belleza siempre lleva línea de retorno.
Advierto:
Al leerlo
puede verse cómo las palabras cambian de lugar, van y vienen de una idea a
otra, incluso alguna vez tropiezan con la trampa de los puntos suspensivos ...
pero ahí está el implacable ritmo que impone sus espacios, sus silencios y
evita, de esta forma, el atropello de un montón de ideas menores que también
querrían estar en los papeles.
Animo:
A encontrar
el espacio, que para todos hay y a releerlo. No se escribe entre líneas de
repente. Y eso hay que leer, lo que cada uno escribe en lo que lee.
Motivo:
El pudor,
por un lado, y la convicción de que un libro se adquiere en su espacio natural,
la librería. Así hay tiempo para decidir si comprarlo o no, sin vernos
obligados por las circunstancias. (Actualmente 2014, ya no se vende)
Epílogo
Comparto
con vosotros mi descubrimiento: La fuerza de los enamorados está en que el amor
ni se da, ni se pide. Sencillamente se acepta.
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