Una velada elevada al cubo
Me hiciste caso y te fuiste.
Al marchar, desde lejos,
susurraste unas palabras que viajaron sin prisa
y se durmieron antes de llegar a mí.
Hoy me despiertan:
¡Espérame!, decías.
Quizás nunca lo sepas,
esperarte ha sido mi equilibrio.
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