La vida te tiraría de las orejas se te oyera decir: “Si no sabemos hacer literatura tampoco sabremos hacer, en consecuencia, vida”.
No se puede transmitir toda la vida a través de la literatura. A la narración le falta el gesto de unas manos que acompañan. La voz en la que las manos se mueven. La expresión de cada parte del rostro. El movimiento del cuerpo. No es lo mismo la letra caligráfica que la tipográfica.
Para transmitir todo lo que se quiere decir, tiene que escucharlo un espectador, alguien que esté en ese punto preciso donde no haya interferencias.
No hay nada igual a sí mismo. Todo es diferente. Y ese es el espectáculo vital. El sol está donde puede abarcarnos a todos. Hay momentos que nos ensombrece y otros nos asombra. Lo mismo que hacemos nosotros con aquellos para quienes somos “un sol”.
He dicho que “te tiraría de las orejas si te oyera decir…”, pero es un supuesto que no se da en tu caso. Estoy segura de que la vida te abraza porque dices “vivir, vivir, ya vivo como siento”.
Después de escribir: “Debemos ser viajeros a Ítaca que
aprendan a no temer y a perdonar los errores de quienes nos aman”, me pregunto:
¿Es David L. Cardiel quien dice ser torpe y no saber dar las gracias?
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