lunes, 3 de marzo de 2025

CRÍTICAS Y CHISMES





Querida amiga.

Como te dije ayer, a mí me gusta discutir. El intercambio de ideas equivale a la fusión cultural y de la fusión cultural nació el tango.

Cada uno bailamos de forma diferente. Hablamos, nos movemos, actuamos según la personalidad que nos caracteriza y eso es bueno.

¿Entonces? ¿dónde nacen los problemas? Seguramente en los nuevos aspectos que se van integrando y no encuentran su espacio.

Un problema se convierte en conflicto cuando no se sabe resolver. Tú que eres maestra sabrás que toda operación matemática tiene un resultado correcto y a quien no coincide con él se le suspende. Un mal alumno escolarizado que no sabe sumar a los 10 años inventará excusas varias para echar balones fuera.

Para mí esos balones son las críticas personales.

Somos adultos. Deberíamos saber a estas alturas que una determinada idea no identifica a las buenas o malas personas. Se puede ser de “derechas” y sus hechos de “izquierdas” y al revés. Además, en este mundo las malas personas son pocas y lo son por una profunda discapacidad. Socialmente deberíamos estar organizados para protegernos de ellos, pero sobre todo protegerles a ellos de su deficiente desarrollo.

No hay una ventanilla a la que acudimos para ser como querríamos en origen. Nacemos al azar, según quiere el destino. Los hay que vienen con un diez según la sociedad en la que aterrizan o con un cero. Ese diez o cero que socialmente se le atribuye, puede ser un cero o un aprobado en humanidad.

La empatía es un buen baremo para conocerNOS. Subrayo el nos porque cuando realizamos un diagnóstico de los demás y los encasillamos en un “son así” somos nosotros quienes estamos fuera de ese juego alquímico que es la conciencia.

Querida amiga. Quería reflexionar contigo sobre esas críticas que hacemos sin mala intención, pero que contaminan el ambiente tontamente, ponen unas barreras en la comunicación y fronteras personales que no tienen sentido.

Yo quiero bailar con quien no sabe, porque así aprendí cuando empecé. Quiero bailar con quien sabe igual que yo, porque intercambio matices. Quiero bailar con quien sabe más que yo, porque es una fuente para seguir perfeccionando en la medida de mis posibilidades. Quiero incluso bailar con quien baila mal, porque me sirve de alerta.

Querida amiga. Siempre te he visto un poco brusca, apareciendo a veces como enfadada o manteniendo tus opiniones “con la escopeta cargada”. Seguro que no soy la única y que esa imagen te ha restado (solo a primera vista) una opinión de “cómo eres” realmente. A los demás nos pasa lo mismo con nuestros respectivos aspectos. Somos muchos y muy variados.

Ese “prejuicio” se abandona enseguida cuando se te conoce. Por eso comparto contigo esta reflexión. La gente del tango somos, todos, buena gente. Muy diferentes a la vez entre sí, pero no importa. De lo que se trata es de bailar y divulgar esta danza cuya columna vertebral es el equilibrio.

Me gusta el “tango social” porque incorpora unas reglas que quieren conseguir un lenguaje compartido por todos. Para lograrlo solo hay una condición. Que tengamos la certeza de que cada uno de nosotros somos una letra de su abecedario.

Si socialmente llegásemos a esa conclusión, los problemas de cada día serían una deportiva fiesta por conocer al campeón que encontrase la respuesta correcta. Mientras sufriremos la inmadurez colectiva, colectivamente.

Querida amiga. Estaré encantada de escucharte. Mientras, un fuerte abrazo.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida María;
De acuerdo al 100% con tu carta de este día. Se pueden hacer sugerencias, aportar ideas, comentar detalles en todos los aspectos de la vida.
En el tango más lenguaje no verbal y relajada la lengua. El silencio que se requiere para centrarse en el oír/sentir/flotar.
Abrazos Marisa

María dijo...


Gracias, Marisa. Un fuerte abrazo por tu generosa aportación.