Mi participación con unos cuantos poemas de El Tango con Darío
A veces oímos, pero no escuchamos.
Yo había oído hablar mucho del tango, pero sólo le presté atención cuando sonó en mí.
EL
OÍDO
caracola en mi oído.
Ya no se distinguir
si es que me llamas
o soy quien te oye.
Las líneas maestras que forman la
estructura de su danza las asocié con la actitud vital con la que me
identifico.
Hay algo que me inquieta en el espejo.
El mismo caminar, el mismo
paso...
Y es que esa mismidad no me enamora,
está lejos de mí; no, no lo
quiero.
Yo quiero verte a ti porque te has visto
y no que esperes a que yo te
vea.
Yo quiero ser tu fiel testigo
y espero que tú seas y ser
contigo.
Me gustaría salirme de esa rueda tan
bien descrita por Enrique Pinti en la que siempre la culpa la tiene el otro.
¡Qué enfadada me tengo!
Tanto me emocionas bailando,
que no escuché el final de la
pieza.
Ensimismada estaba, cansada me
viste
y cuando abrí los ojos ya
bailabas con otra.
Bien hecho.
La pasión de la vida no puede
detenerse
a nuestro antojo.
La realidad siempre supera
al sueño de la vigilia
EL
APRENDIZAJE
¿Errores? ¡Claro!
Aunque en la danza, dices,
ya está contemplado el tiempo
para superarlos.
¡Qué vértigo!
Cuando me hablas te miro
y el tiempo se detiene.
¡Qué misterio!
No
hay que hacer lo que se quiere sino querer lo que se hace.
EL
DESTINO
y de ti
si no tuvieras el norte de mis
ojos.
Qué sería de ti sin mi
paisaje,
y de mí
sin tu silueta que lo
dimensionara.
Del amor, qué sería, si no
tuviera hogar
Y del destino...
(silencio)
El destino es quien habla.
Pasión y tango son sinónimos. La elegancia la ponemos nosotros.
¿Elegancia?
La tuya insinuando.
La pasión de ese breve
silencio
eleva siempre la respuesta
por muy pequeño que sea el
comentario.
Y en mi emoción tropiezo,
pues no llego a entender,
todavía,
qué te he preguntado.
Terminaré con un poema que traía su propia música. Roberto Cáncer la escribió y este es el resultado.
EL CRUCE
Eran otros tiempos,
todavía asustan,
broncas y macanas, no se oía
más.
Charla de un lenguaje que
nadie entendía
pues su patria era la
debilidad.
Pero hoy tu destino cruza con
el mío.
Sitio hay para todos.
No todo está mal.
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