Eres
valiente, querida Julia.
El mejor
queso es el que peor huele y eso fue una barrera para que completases hasta el
final tu demostración de cariño.
Interrumpiste
el abrazo por esa razón y entendí perfectamente que te fueras a tu habitación.
En tu espacio siempre respiras un buen aroma.
Por qué
digo que eres valiente?
Llegó la
hora de marcharnos y aunque no querías
despedirme como siempre porque ese olor a queso permanecía en mí, te planteé el
conflicto con esta pregunta:
¿El cariño no está por encima de los malos olores?
Y te
quedaste mirándome un segundo. Rápidamente tus deditos cerraron esos orificios
que impedían la demostración del sentimiento del que te hablaba y me diste el
abrazo de siempre.
Conseguiste
que ese olor a queso diese marcha atrás y el cariño pasó sembrando un perfume
que todavía respiro.
¡Que
heroína eres, querida Julia!
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