“El hombre es la medida de todas
las cosas” es una buena definición.
El problema surge cuando “un
hombre” se define como la medida de todas las cosas.
Las buenas ideas son aquellas que
tienen el espacio suficiente para contener en ellas todo aquello que tenga que
ver con lo que expresan.
No se trata de marcar un gol como
sea, sino porque el experto jugador encontró un hueco que no tenía defensa
porque era una idea original.
La vida de cada uno es un juego
de proyecciones. El proceso de
autoconocimiento es una lenta destilación alquímica. No podemos mirar
directamente al sol sin el riesgo de quedarnos ciegos.
Le pasó a Hamlet. Saber por
encima de la capacidad de asimilación provoca el efecto contrario.
El ritmo depende de la melodía
que quieras interpretar. Lo urgente suele tener poco recorrido, aunque en esos
momentos requiera toda nuestra atención.
Vida, vitalidad, no se escribe
con la v de avaricia. Pero la vida (léase vitalidad) tiene sitio para todas las
ideas cuando son vitales.