(Dibujo de Isabela)
Te escuchaba todas las noches en la Cadena Ser. Unas veces me hacías sonreír y otras me enfadabas según el calibre de los argumentos con los que defendías tu posición “derechona”. En absoluto estaba de acuerdo contigo y sin embargo felicitaba al programa por tener la oportunidad de escuchar cómo un hombre conservador defendía sus convicciones noblemente.
Me gusta decir de mí que soy “roja perdida” porque me encuentro en esa concepción de la sociedad atribuida a la izquierda, pero al mismo tiempo me siento “como en casa” en cualquier actitud de origen bondadoso venga de donde venga, aunque haya salido de una idea supuestamente contraria a la mía.
Son muchos los aspectos por los que me alegró la victoria de la Selección Española y estoy segura de que a ti también.
Que “la roja” nos representara a todos los españoles fue mágico. Que la “bandera nacional” dejara de ser madrastra, entrañable. Que el entrenador fuera uno más, como lo fueron todos y cada uno de los futbolistas nos permitió ver un equipo invencible.
Sólo faltó una página y esa solo se hubiera escrito si en lugar de ganar hubieran perdido.
En el deporte se trata de que “gane el mejor” y si esta convicción la tuviésemos interiorizada sus efectos cambiarían espectacularmente la sociedad.
Perder y no enfadarse es admirable.
Admiraba que fueras capaz de quedarte solo frente a todos los contertulios y volvieras al día siguiente sin heridas ni rencores, con la intención de convencernos de lo que tú creías era lo mejor.
Admirar tiene efectos bondadosos.
Gracias y hasta siempre, querido Carlos Mendo.
Te escuchaba todas las noches en la Cadena Ser. Unas veces me hacías sonreír y otras me enfadabas según el calibre de los argumentos con los que defendías tu posición “derechona”. En absoluto estaba de acuerdo contigo y sin embargo felicitaba al programa por tener la oportunidad de escuchar cómo un hombre conservador defendía sus convicciones noblemente.
Me gusta decir de mí que soy “roja perdida” porque me encuentro en esa concepción de la sociedad atribuida a la izquierda, pero al mismo tiempo me siento “como en casa” en cualquier actitud de origen bondadoso venga de donde venga, aunque haya salido de una idea supuestamente contraria a la mía.
Son muchos los aspectos por los que me alegró la victoria de la Selección Española y estoy segura de que a ti también.
Que “la roja” nos representara a todos los españoles fue mágico. Que la “bandera nacional” dejara de ser madrastra, entrañable. Que el entrenador fuera uno más, como lo fueron todos y cada uno de los futbolistas nos permitió ver un equipo invencible.
Sólo faltó una página y esa solo se hubiera escrito si en lugar de ganar hubieran perdido.
En el deporte se trata de que “gane el mejor” y si esta convicción la tuviésemos interiorizada sus efectos cambiarían espectacularmente la sociedad.
Perder y no enfadarse es admirable.
Admiraba que fueras capaz de quedarte solo frente a todos los contertulios y volvieras al día siguiente sin heridas ni rencores, con la intención de convencernos de lo que tú creías era lo mejor.
Admirar tiene efectos bondadosos.
Gracias y hasta siempre, querido Carlos Mendo.
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1 comentario:
Muchas gracias por tus palabras de admiración y respeto hacia mi padre, que acabo de conocer ahora. Yo también le echo mucho de menos. Bss,http://www.servicioshf.com/hfblogs/hannah_hormonas/2010/09/28/carlos-mendo-mi-padre/
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