Parece que los huesos cotilleasen entre sí queriendo el de arriba saber qué hace el último, en lugar de estar a lo que tienen que estar, o sea, a mantenerme derecha, firme y así no me cansaría. Pero cada uno va por su lado como si fuera una clase de niños aburridos. Y cuando uno está triste tiene que mirar cosas bonitas, por eso te pido que me des ideas.
¿Qué mirarías tú?
(Mara escribió: "ver la televisión y leer un libro y ver las Hadas por la noche." Además de enviarme un beso.
¡Qué bien! Te hice caso, miré a las Hadas y el dolor desapareció.
Una muy pequeña, la más pequeña de todas (que no vive en ninguna estrella, sino en los bosques de Cantabria), y que se llama Anjana, me contó por qué se me había curado la espalda. Primero, me dijo, por haber hecho caso a Mara (ella te conoce). Y luego, porque al levantar la cabeza hacia el cielo los huesecillos se ponen todos en fila, se ordenan y el orden es salud.
Otro día te contaré la historia de una Anjana que vivió hace muchísimos años, cuando casi no había nadie que hubiese descubierto el cielo.
Gracias pequeñuja.
…
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