(Paula Barcelona)
A Rafael, que se fue.
Estamos llenos de contrastes.
La escalera de Jacob nos sirvió un día de columpio y no acabamos de acostumbrarnos a las distancias cortas.
Fascina el paisaje amplio, pero luego hay que recorrerlo a pie y encontramos demasiado soledad en el camino.
Cada vez el impulso es mayor y aumenta el vértigo.
Entendemos que sea difícil acompañarnos y de un tiempo a esta parte hemos decidido hacer solos esta travesía.
La forma de comunicarnos problemática:
¿quién va a leer una carta escrita en el aire?
¿dónde encontramos un papel tan amplio que contenga todo lo que tenemos que decir?
Nos mantiene el ánimo las palabras cristalizadas que llegan, a través del océano, en una frágil botella a la deriva.
Paula siempre dijo: "Rafael, me alegra mucho haberte conocido".
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