En marzo del 2006
Dice un escolar que no entiende a los profesores. Lo que quiere decir que ellos no saben explicar lo que saben y se suspenden en los alumnos.
La sociedad ha cambiado y la forma de educar tiene necesariamente que recoger ese cambio.
Este fin de semana estuve en Leyva, un pueblito de La Rioja. Aproveché para leer un libro sobre el constructivismo, regalo de Eugenio en el día de mi cumpleaños. Encontré el rincón perfecto.
Una pequeña ermita. Nadie y el canto de un pájaro.
Juan Ignacio Pozo dice: “Aprender no es hacer fotocopias mentales del mundo, ni enseñar es enviar un fax a la mente del alumno para que ésta emita una copia, que el día del examen el profesor compara con el original en su día enviado por él”. “… no se trata ya de que la educación proporcione a los alumnos conocimientos como si fueran verdades acabadas, sino que les ayude a construir su propio punto de vista, su verdad particular a partir de tantas verdades parciales”.
Resumiendo. Lo que nos propone aprender resulta interesante si formamos parte imprescindible de ese aprendizaje. Si nos educan para aprendernos a nosotros mismos.
Ese aprendizaje incluye superar esos días aburridillos. En ciertos momentos saber no ser el centro de atención para que lo sean otros. Pasar con elegancia los tragos en los que te suspenden personas queridas que esperaban más de ti de lo que has podido dar. O sea, interpretar el papel de “perdedora” cuando toque, con un toque personal.
Aprender a ser profesor de uno mismo.
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