Queridos Julia y Agustín.
Deduzco que a Agustín le gusta García Lorca y ha querido hacerle una segunda voz, es decir, describir con otras palabras el sentimiento que le ha producido leer alguno de sus versos. Es un buen ejercicio y querer compartirlo, cariñoso.
Escribir sienta bien porque el papel nos sirve de espejo donde proyectarnos, pero ese ejercicio podemos hacerlo con cualquier actividad para la que estemos preparados o simplemente siendo espectadores de los demás, como si la vida fuera una obra de teatro. Normalmente no damos importancia a lo que realmente la tiene. Por ejemplo: un buen sastre. Tener la fortuna de encontrar a un profesional que se concentre en la confección de una prenda para subrayar la elegancia que de otra manera estaría escondida, no tiene precio. La hospitalidad es otro regalo que solo puede pagarse quedando en deuda y vuestra casa es un ejemplo.
Podría describir multitud de hechos y actitudes que nos llenan la vida de color aunque no nos hagan famosos. Lo importante es la autoestima (no la vanidad), porque únicamente con esa medida podremos valorar a los demás como nos gustaría que lo hicieran con nosotros.
Recuerdo con mucho cariño los momentos que he pasado en Santander y me alegra saber que estáis bien a través de vuestra carta.
Un fuerte abrazo.
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