Escribí la siguiente reflexión en 1989
Si un niño es capaz de jugar con igual seriedad estando solo que con otros niños, ¿cómo no voy a poder yo actuar como si estuviera en la mejor de las humanidades? ¿Qué importa si mi complementario -individual o colectivo- está o no presente, para que mi actitud sea, en cualquiera de los casos, la mejor.
Qué afortunado ser como ellos.
(La Rioja)
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