Aunque esté retirado como
árbitro oficial, sigo haciendo mis pinitos en algunos torneos a los que me
invitan y en la liga interna del centro educativo en que trabajo.
El vídeo cuyo enlace aparecerá
al final de este correo muestra una charla (solo un minuto y cuarenta segundos)
que mantuve con varios equipos de niños de unos once años. Sigo pensando que
los chavales necesitan que insistamos en los valores que de verdad merecen la
pena. Sigo pensando que se puede hacer algo precioso a nivel educativo aprovechando
el interés que despierta el fútbol. Sigo pensando que podemos ayudar a los
jóvenes a descubrir qué actitudes son correctas (respeto, sinceridad, justicia)
y cuáles son despreciables (insulto, engaño para intentar ganar de forma
ilícita). Educar, en el fondo, es eso: ayudar a otra persona a amar lo grande y
desechar lo perverso. El fútbol puede ayudar en ese proceso.
Ángel Andrés Jiménez Bonillo,
ex-árbitro de fútbol.
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