Cuentos en 1989
Érase
una vez un anciano que pretendió engañar a la muerte haciéndose el dormido.
Cuando quiso despertar no pudo, y quedó convertido en lobo.
Érase
una vez un lobo de colmillos de plata que quiso comerse a la luna.
Al acercarse sintió tanto miedo que a punto estuvo de rendirse. Sólo la ternura de sus ojos le dio las fuerzas suficientes para hundir sus colmillos en el lugar preciso.
Al acercarse sintió tanto miedo que a punto estuvo de rendirse. Sólo la ternura de sus ojos le dio las fuerzas suficientes para hundir sus colmillos en el lugar preciso.
De
esta manera el anciano y su sombra fueron liberados.
En
el manto de la naturaleza, entre sus pliegues, quedó, como un eco, el aullido
del lobo implorando a la luna su ternura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario