Las palabras tienen su justo lugar, pero según donde nos empeñamos en colocarlas resulta más difícil escucharlas.
Interés, riesgo, prima, sube, baja… tienen más o menos valor según quien las maneje.
Nos dicen que “sube o baja el interés de la prima de riesgo”, quedamos en sus manos (en las de los mercados) y miramos en la dirección que quieren que miremos.
Yo no quiero que me engañen como a una prima. No quiero correr
el riesgo de perder humanidad. Por lo tanto, he anulado mi interés por el
dinero y compruebo que inmediatamente sube mi interés por el ser humano que
tiene valor y no precio.
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