En el 2000
solo… contigo?
Este es el blog de una historia que arranca con un libro. Es un libro lleno de palabras que se enlazan por la belleza de quien las contempla. Sigue leyendo ...
Siempre estuve cerca del tango, pero llego a él cuando empiezo a bailar.
La poesía es la música de la filosofía. Las ideas toman cuerpo en ese perfume que llega, como la música, a todos los rincones del ser humano.
La estructura en la que se mueve
la danza del tango es tan compleja como la vida misma, un idioma universal que
me ha impresionado profundamente. Es el idioma que más se acerca al lenguaje
por excelencia que es la palabra.
Por egoísmo, te rogaría que no volvieras a perder el tiempo en esos “aparentes enfados” con quienes te distraen de ti.
He disfrutado con ese silencio de “Tormenta de Nieve”, con esa descripción de sus páginas, de las impresiones que han dejado en ti su lectura. ¡¡¡Se agradece tanto ese contacto con la naturaleza en todas sus dimensiones!!!
Una película “Los sueños de Akira Kurosawa “me entusiasmó.
Yo
también he vivido en paralelo esa relación vital entre sueño y vigilia. Sus
mensajes son las semillas del conocimiento propio, de la conciencia, de la
madurez, ese fruto del que se alimenta la felicidad.
Las palabras tienen su justo lugar, pero según donde nos empeñamos en colocarlas resulta más difícil escucharlas.
Interés, riesgo, prima, sube, baja… tienen más o menos valor según quien las maneje.
Nos dicen que “sube o baja el interés de la prima de riesgo”, quedamos en sus manos (en las de los mercados) y miramos en la dirección que quieren que miremos.
Yo no quiero que me engañen como a una prima. No quiero correr
el riesgo de perder humanidad. Por lo tanto, he anulado mi interés por el
dinero y compruebo que inmediatamente sube mi interés por el ser humano que
tiene valor y no precio.
Si el problema está en lo que imaginamos también en ese diagnóstico está la solución.
¿Por qué confundimos imaginación con fantasía? La fantasía sustituye carencias nuestras. La imaginación desarrolla la intuición y la intuición es una “partícula divina”, ese bosón de Higgs que (a mi parecer) será imposible descubrir completo solo con las lentes científicas.
¿Por qué suponemos? Porque necesitamos distancia para ver con claridad.
¿Por qué nos enfadamos con los demás? Porque no tenemos claro qué necesitamos.
La respuesta siempre está en nuestro tejado por muchas preguntas que lancemos a las “redes” del tiempo.
Ese es el tesoro de la Amistad. Nos ofrece un amplio espacio donde podemos recorrernos completos. Para hacerlo hasta el final necesitamos el oxígeno del Amor. Decía un buen amigo: “Amor es el latido de la conciencia”.
El problema de las redes sociales podría compararse con un mal psiquiatra. Le contamos nuestra problemática para encontrar una solución y nos devuelve la confidencia revuelta con sus problemas. Así es imposible aclararse.
Todo en la vida es hermoso si el altavoz y la confianza están en su sitio. Te recuerdo que Eros lleva una venda en los ojos no porque se engañe, sino porque la felicidad que recibe cada vez que acierta y la Amistad la cuenta a los cuatro vientos, el boson de Higgs se multiplica por él mismo y…
…hasta ahí puedo contar.
Bueno, me río porque estas ideas las acabo de tejer y
me encantan. Gracias, gracias, por estar ahí.
Don Perfecto
Érase una vez alguien que oyó a un sabio
decir:
“la perfección es
ser”
Un eco le respondió:
¡perfecto!
Un plumilla tomó nota:
La perfección es
ser, ¡perfecto!
En ese momento a un tercero la coma le incomodó y para marginarla dejó la frase en brazos de la redundancia:
La perfección es
ser perfecto.
Ahora quien estaba incómoda con esa angaripola moral, era la idea de ser.
Llamó
a los puntos suspensivos que intervinieron inmediatamente.
Bueno...
don perfecto... en realidad... ser... es otra cosa... es... bueno...
Como los puntos suspensivos eran unos pedazos de pan
(migas, pero pan al fin)
permitieron
a don perfecto salirse por la tangente y escuchar lo que Darío decía:
“Ser
bueno es ser”.
Y colorín colorado
este cuento, no ha acabado.
EL BORGES Y EL TANGO
"El
tango me desagrada, pues es una decadencia de la milonga".
Dijo de Gardel: "Corresponde a la decadencia Argentina".
BORGERIAS
Le hicieron un homenaje en el 11º Festival Internacional de Tango en Granada.
Antes había dicho: "Gardel y yo
tenemos algo en común: a ninguno de los dos nos gusta el tango"
Los entendidos dicen que es una de las mejores plumas de este siglo. En 1986 confesó: "No hay escritor más aburrido que yo. Es una gran equivocación que la gente me lea, porque ni a mí mismo me gusta lo que escribo, nunca me he leído..." (La impotencia suele enmascararse con exceso de ironía)
¿Poeta? En 1984 había descubierto qué era la poesía: "Al cabo de mis muchos años, he dado en sospechar que la entonación, la voz del poeta, es lo esencial de la poesía, no la metáfora o la fábula".
No le gustó que Tagore, luz de la "Luna Nueva", uniera su voz a las Brigadas Internacionales.
En varias ocasiones confesó no haber sido feliz
¿Serán
tantos homenajes producto de "una alucinación colectiva"?
(E.T.E.)
Hace
muchos, muchos años, en un pequeño pueblo vivió un labrador que era dueño de la
mayor parte de las tierras de aquella comarca.
En
tiempo de cosecha le molestaba ver merodear a los animales y no podía soportar
que comiesen grano o cualquier fruto de sus campos. Por esta razón decidió
colocar un espantapájaros.
Plantó
una cruz echa de dos delgados troncos. Lo vistió con uno de sus trajes viejos y
rellenó el interior con paja. Por cabeza le puso una hermosa calabaza, y le dibujó
una boca abierta como si gritase: ¡fuera! Por nariz una zanahoria, una hilera
de granos de maíz a modo de dientes, dos bellotas por ojos y unas orejas
dibujadas con granos de trigo. De su espalda colgó un pequeño recipiente con
aceite. Finalmente le añadió una manzana
por corazón.
¡Trabaja
y no dejes que me roben! fue su orden.
Realmente
asustaba y los animales evitaban acercarse a los campos, pero el hambre pudo
más.
Se
le dirigió un educado conejo pidiéndole permiso para llevarse una zanahoria de
las muchas que allí había. ¡No puedes tocar nada! ¡Estoy aquí para eso! … pero…
sí puedes llevarte mi nariz. El emocionado conejo la cogió y le dio las gracias.
Unos
cuantos gorriones observaron la escena y decidieron acercarse. ¡Necesitamos
paja para hacer nuestros nidos! ¿Qué podemos hacer? ¡¡No pisar un milímetro de
los campos!! ¡Estoy aquí para evitarlo! … pero … podéis llevaros mi interior.
Un montón de nidos fueron construidos con aquel tesoro.
Distintas
especies de pájaros se fueron apropiando, con su permiso, de los dientes y las
orejas. ¡Qué no oiga tocar nada del amo que os muerdo!
Llegó
también un pequeño jabalí, asustado. Le miró, abrió la boca y en ella cayeron
las dos bellotas que en el rostro del espantapájaros hacían de ojos. ¡Véte, tus
padres te están buscando, gritó!
Se
acercó una lechuza. “He oído hablar de ti. Estoy sedienta y sé que puedes darme
un poco de aceite”.
Por
la noche refrescaba. Un andrajoso mendigo le quitó el traje a nuestro “asustador”.
Era mucho mejor que el suyo. Se lo puso rápidamente y le dio las gracias por
ello.
Amaneció.
No imagináis qué dijo el labrador cuando llegó a su huerto y vio los restos de
lo que fue su espantapájaros. Quedaban dos palos y la manzana-corazón. La cogió
y comió con rabia, insultando a todo bicho viviente.
Empezó
a llover, pero el cielo estaba despejado y sin nubes. Solo llovía en los ojos
del labrador. Su corazón se fue poco a poco alimentando de aquella humanidad de
la que estaba anémico y le invadió un ejército de bondad. Poco a poco desapareció un mal carácter y
amaneció su inteligencia.
No
sé cual fue su destino, pero imagino un final sorprendente.
Y
colorín colorado, este cuento no ha acabado.
Una Niña
Estaban sentados cerca de mí y me llamó la atención su hablar preciso, con un tono propio de su edad, no más de cuatro años. Jugaba con él y le ganaba en la carrera de romper burbujas de aire, esas que protegen cualquier cosa que se deje envolver.
Me sorprendió oírle decir: “Papá, yo no quiero ir al cielo, porque allí no veré a mis amigos, ni a ti, ni a mamá…”
Él salió del paso con un “en esa altura se
ve todo, incluso puedes volar como los pájaros”. Ella crecía en entusiasmo.
“¡Es que dios es el mejor!” lanzó con una convicción que provocaba celos
divinos. Su padre siguió el juego: “Es tan bueno que nos pone un ángel de la
guarda para cuidarnos” y le puso ejemplos de peligros pasados en los que ella
se hizo menos daño del que debía por estar protegida. ¡Era eso! Rápida, como si
tuviera alas, recordó el día que le pisó y no hubo ninguna herida, a pesar de
que el dedo más pequeño de su pie había quedado debajo de su
zapato-apisonadora. ¡Qué chuli es tener ángel de la guarda! exclamó alborozada.
No vi la expresión de su padre, pero seguro que sonreía.
Era cierto ¿Dónde iba a estar dios mejor guardado que en aquella bondadosa pregunta? Dicho lo cual no di el juego por terminado.
Bajé del autobús. La mañana era cálida y había un extraño silencio.
¿Quién
preguntará por ella para que ese dios pueda volver a ocuparse de la
responsabilidad que le corresponde?