Desierto:
Estoy en la cima de una duna,
es el atardecer, ante mi se presenta el desierto en toda su majestuosidad,
dunas unas tras otras de arena fina y de color rojizo.
Voy vestida con una túnica larga de color claro y los pies descalzos.
Pongo mi mano sobre los ojos para intentar visualizar el final, el horizonte,
esa línea en la que el cielo se toca con la tierra.
Cubo:
Mas bien pequeño unos 40 por 40 por 40cm. Blanco. Suave. Tiene algo de movimiento, parece , está vivo. Hueco. Cerca, está en mi mano izda. Plano, sobre la palma de la mano. Hermoso. Ligero. Claro. Mate. Olor a naturaleza. Tranquilidad, alegría. se mueve, está hecho de mariposas de tamaño mediano y de color blanco. Al soplar suavemente echan a volar y el cubo desaparece.
Escalera:
Peldaños de lianas
con flores de colores
Debajo, sobre la arena
Cuatro peldaños
Caballo:
De raza andaluza
Bayo con una larga cola.
A mi derecha
Está tumbado
tranquilamente.
Lleva unas bridas de cuero y una manta sobre el lomo
Tormenta:
Como las del desierto, viento
que levanta la arena.
A
lo lejos
No afecta al cubo, ni a la escalera, ni al caballo
Flores:
Muchas, muchas en las
dunas, cubriéndolas. En la madrugada, con el frío de la noche del desierto, la
humedad concentrada cae en forma de rocío y las hace brotar. Malva, de cuatro
pétalos, como las del azafrán. Son flores de un día, nacen y mueren a
continuación.
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