viernes, 31 de enero de 2025

DUMBO





Entro en Dumbo. Me siento en una de sus mesas y un bolígrafo me pide que le siga. Voy detrás de él.

Dibuja un recorrido que intuyo interesante, pero no entiendo bien qué dice… y me dice:

“Tienes que elevarte”.

¿Te sigo o me distancio?

“No es incompatible”, contesta. “Tomando altura no me perderás de vista y además te encontrarás leyendo lo que escribo”.


Me cuesta. Tengo vértigo (no por la altura, sino por dejar el suelo que da seguridad) y el bolígrafo me ofrece su apoyo. Tiene una caperuza en la que puedo situar mi vista y cambia el panorama. Aparecen varias dimensiones. Puedo seguirle y leer lo que escribe al mismo tiempo.  

Cuenta la historia de alguien que se empeñaba solo en el espacio/tiempo y su vida era como un agujero negro. Un buen día recibió una clave. Mejor dicho, la traducción de una clave que tenía encriptada.  

Se dejó llevar y apareció al otro lado. Desde allí se veía completo. Le costó reconocerse porque hasta entonces no supo que los demás eran espejos suyos. 

El viaje fue ambivalente. Duro y hermoso, pero por fin se encontraba… feliz porque se encontraba. 

Curiosamente lo que parecía un final era solo un principio. 

Le agradecí a ese bolígrafo su empática historia que me sonaba a música celestial  y quiso volver a contármela. 

Ahí estamos, sin parar de sonreír.





jueves, 30 de enero de 2025

EL TANGO CON DARIO - Biografía


Año 2000
El 18 de septiembre de 2000 llegó la carta de la Asociación Amigos del Tango "El Garage" con información sobre un concurso literario de poemas sobre el tango. Lo organizaba Silvia Arzac, Directora de la Casa de las Letras, Municipalidad de José C. Paz (Buenos Aires). Decidí presentarme, gustó al jurado y le dieron el primer premio.

miércoles, 29 de enero de 2025

ANTONIO G. OLIVARES - El vértigo de las ideas




La despedida de un baile.

Tiene el tango tal vitalidad, es tan fecundo, que podría compararse con un río. No se puede uno bañar dos veces en las mismas aguas. No se puede bailar igual un tango que el siguiente.

El final de un tango nos hace sentir orgullo, satisfacción por la culminación de un reto que hemos sabido afrontar. Y al mismo tiempo pena por su acabamiento.

Hemos oído muchas veces hablar del vacío en el que se encuentran los creadores de cualquier obra cuando la terminan y ese vacío aumenta con la calidad de lo que hicieron.

El diálogo con la persona querida.

El tango es una conversación con el otro. Se ha dicho que cada pieza es una historia de amor. Y es verdad. La catarsis del tango está en que el compañero generosamente nos presta su imagen para que en tres minutos hablemos de tú a tú con nosotros mismos. Es la “representación” de una historia de amor y por ello, para que el tango sea tango, estará blindada de cualquier transferencia hacia el otro.

Los actores saben bien del peligro que supone confundirse con su personaje.

En la relación íntima también está el peligro de invadir el terreno del otro. En un momento que se nos escapó, cambiamos la idea “Querer a” “Te quiero a ti” por “Querer de” “Quiero esto de ti”.

Si un día fui un cielo, ¿por qué hoy soy un infierno?
Si un día fui un héroe, ¿por qué hoy soy un ogro?

Yo no he cambiado (diría cualquiera de los dos protagonistas)

Y es verdad.


El diálogo por el propio amor de uno.

Es el único diálogo real que existe, el diálogo con uno mismo. Todo lo demás son proyecciones. Descubrir esos dragones y vencer las dificultades en las que esa luz nos sitúa es un reto que precisa de toda nuestra vida. Hasta el final.

Hemos hablado de tres finales. El final de un aspecto (un baile); el final de una relación amorosa (el diálogo con la persona amada) y el compromiso con uno mismo de recorrer hasta el final su propia historia, hasta el último día de su vida.

Os contaré un secreto que descubrí en El Tango con Darío. En el centro está la conciencia. Cuando llegamos al final, esta gran amiga, la conciencia, nos guarda una sorpresa.

Os aseguro que hay una para cada uno

Un torrente de posibilidades en la forma de bailar, de interpretar qué nos sugiere en cada momento cada tango.

Para este viaje necesitamos ponernos de acuerdo en el lenguaje. Por lo menos, saber en qué paisaje nos movemos.

A un lado el ritmo y al otro la melodía.

Allá, junto al ritmo, el cuerpo con todas sus necesidades.

Para escuchar la melodía, la idea como elevación.

Las necesidades humanas sujetas al ritmo de sus derechos.

La melodía de la libertad individual.

Repasemos:

El ritmo y la melodía.
El soma y la psique
Los derechos humanos y la individualidad

Se dice que cada tango es una historia de amor.

La historia es una sucesión de momentos y cada momento tiene su tiempo. Se nace y se muere. Lo que termina es porque ha empezado y todo comienzo indica un final previo.

Cuando una historia de amor termina ¿por qué pretendemos convencernos de que no hubo amor?

¿Por qué las arrugas de un anciano rostro podrían negar que ayer, ese rostro, fue joven?
El enamoramiento es un estado de gracia en el que nos vemos completos. Por un minuto acariciamos nuestra individualidad, entramos en el nirvana. Pero no es posible retener "a voluntad" esa emoción. El río de la vida traza su curso y hay que recorrerlo desde su nacimiento hasta la playa. Resulta complicado mantener el equilibrio de nuestra frágil nave. El tango nos da su clave.… no invadir espacios… dos soledades que se abrazan…no detenerse en los errores del otro… escuchar…

Cuando decimos o cuando nos dicen: "ya no estoy enamorado de ti", queremos decir "no tengo luz". Desde esta perspectiva no me veo. No puedo seguir en mí. Estoy ciego. Si yo quiero irme de allí porque ya no me veo, me resultará sencillo entender que el otro se fue para no perderse y dejaré de reprocharle que lo hiciera.

Dice Rojas Marco que la tristeza y el miedo son los ladrones de la felicidad.

Hay épocas de crecimiento en las que necesitamos nuevos aportes vitales y estos aportes solo se consiguen respondiendo correctamente a los nuevos retos. ¿Pero quién nos indica cómo hacerlo, si la actitud correcta requiere un espacio que aparece cuando adoptamos esa actitud correcta?





martes, 28 de enero de 2025

SOBRE "EL TANGO CON DARÍO"




El comienzo

Empezaré fuerte. La vida es el parpadeo de la conciencia.

Habréis oído decir a Machado: "los ojos en que te miras, son ojos porque te ven".

Nos sentimos observados y cada vez que he seguido el perfume de ese rastro me ha llevado al mismo sitio. Al centro de mi corazón, donde tú, mi cariño, te habías escondido.

Su historia

Dicen que el tango está unido a un sentimiento penoso: abandonos, olvidos, desengaños... Tengo oído que hay a quien no le gustaba verlo bailar por las caras tan serias que ponían los ejecutantes.
No es cierto. 

La tristeza es una de las muchas cuerdas que el tango hace sonar, porque la alegría, como toda luz, tiene su sombra. Y si algo hay de lo otro será por provocar, como Tanatos (la muerte) cuando nos asusta.

Pero es éste, un libro alegre, que nos cuenta (también a su autora) el desarrollo feliz de un encuentro amoroso. Y lo hace combinando palabra y música. La música como líquido amniótico del verbo. El lenguaje como una erótica insinuación a la conciencia para que construya su hogar en el corazón de quien habla. Y lo consigue, porque quiere quedarse hasta en la última página que habla de epitafios.

El silencio

¿Quién no ha oído el silencio? Este es uno de los aspectos más importantes del tango. Ese espacio en el que habita la inocencia. Donde, como dice Darío: "todo está ahí para ser adivinado".  

Habréis oído decir a Machado: "Converso con el hombre que siempre va conmigo" Estoy segura de que con "él" hablaba de "ella". "Ella" era el silencio.

La conversación

Silencio y conversación. Para que la danza adquiera el nivel de conversación, es fundamental escuchar la señal del compañero. Escuchar... para dejar que el otro escriba  sus mejores notas y así, leerse. ¿Cómo leerse? Imprescindible la distancia. (No se puede leer con la cuartilla pegada a la cara).

La distancia

Habréis oído decir a Rilke: "La mayor distancia es la que existe entre hombre y mujer" 

Pero ¿cómo saber que se alcanzó la distancia justa?  

Yo lo sé cuando oigo mi nombre.

En origen, han dicho los científicos, el mundo vibró como una nota musical entre dos explosiones. Una explosión -el Bing Bang es una pequeñez- producida cuando se encuentran dos opuestos. 

Oir el propio nombre en una voz enamorada, dicen, fue el verdadero origen de la música.


El libro

Palabra y música. De eso trata este ramillete envuelto como un regalo en una edición preciosa de la que "Impresionarte" (quienes lo han confeccionado) están tan contentos como yo.

Cómo creció

Mi hija fue la primera en oír todas y cada una de las páginas de este libro. Y cuando me las devolvió entre risas y asombro, la sorpresa fue mía al comprobar que estaban intactas las ideas. Que había resistido, como si ya fuera un libro consagrado, el viaje de una generación a otra.

Pasado este bautismo, lo llevé a Buenos Aires. Allí lo publicaron junto a otras ideas y se encontró tan cómodo que pidió repetir la experiencia. ¿Y quién le niega a un libro que "sea" para lo que ha nacido? Pues sí hay quién. Las editoriales que todas se negaron. (Tampoco fueron tantos los intentos). Pero ahí estaba yo, su autora y todos los amigos empujando a que me decidiera a publicarlo.

Prevengo:

Este libro tiene el color muy fuerte. El rojo nos recuerda la pasión y su peligro: perder esa pasión por no tener el equilibrio contrastado. 

Al mirarlo puede uno enamorarse, porque desde él, quien mira parece nuestro espejo.  La belleza siempre lleva línea de retorno.

Advierto:

Al leerlo puede verse como las palabras cambian de lugar, van y vienen de una idea a otra, incluso alguna vez tropiezan con la trampa de los puntos suspensivos ... pero ahí está el implacable ritmo que impone sus espacios, sus silencios y evita, de esta forma, el atropello de un montón de ideas menores que también querrían estar en los papeles.
Animo:

A encontrar el espacio, que para todos hay y a releerlo. No se escribe entre líneas de repente. Y eso hay que leer, lo que cada uno escribe en lo que lee.

Epílogo 


Comparto con vosotros mi descubrimiento:

 La fuerza de los enamorados está en que el amor ni se da, ni se pide. Sencillamente se acepta.



lunes, 27 de enero de 2025

RECORDANDO A FRANCISCO CARRASQUER





Zaragoza, 4 de noviembre 2008

Como si hubiera recibido ayer tu carta.


Dice Henri Montherlant: “Se puede experimentar tanta alegría al proporcionar placer a alguien que se sienten ganas de darle las gracias”.

Gracias por esos 93 años y compartir conmigo esta entrañable correspondencia.

No me siento cerca de la metafísica (sí de la filosofía), y prueba de ello es mi admiración por las matemáticas, pero entiendo que a la vista de mi última carta pueda entenderse así.

La solidaridad, la justicia y la libertad requieren tener los pies en la tierra y me siento absolutamente comprometida con esa realidad. Por ello necesito perspectiva y asciendo por esa vertical que me permite verme en los demás. Los otros son una pantalla humana donde se narran todas y cada una de nuestras historias.

Mi idea de dios se abraza con la de Espinoza, ¡Qué alegría tu libro! ¡Qué regalo! Ahora leo “El grito del sentido común”.

A veces resulta difícil contar los sentimientos con todos sus matices.

Se han celebrado en septiembre unas jornadas sobre la violencia en el deporte, organizadas por el Departamento de Cultural de la DGA y la Universidad de Zaragoza. No sé muy bien cuales han sido las conclusiones, pero la violencia me preocupa, por eso me ha entusiasmado tu reflexión:

“Recuérdese que el castigo de privación de libertad siempre es injusto -de no ser, el condenado, un peligro-, ya que se gana más, muchísimo más, con la confianza brindada y la transferencia de responsabilidad compartida que con el odio sellado para siempre que es la prisión”.

El castigo, diría yo, siempre es injusto. Quien se violenta cometiendo un delito está denunciando su castigo. De una manera torpe, está pidiendo ayuda. Habría que separar, a quien así se comporta, de los demás para que no haga daño, pero inmediatamente se debería encontrar, buscar por lo menos, la causa de ese error en el comportamiento de quien llegó desheredado de “sentido común”.

Lo que en origen sería un fallo reversible, si quien responde lo hiciera con sentido común, se convierte en violencia porque se multiplican los despropósitos.

Gracias por esos libros que me has ido regalando y que han hecho muy buenas migas con mis autores favoritos.

Hasta mañana, un abrazo.

María

domingo, 26 de enero de 2025

EL TANGO CON DARÍO - Prologado por Rafael Flores








Todo niño, perdón, libro, necesita un padrino. En aquel momento no conocía a Rafael Flores personalmente, por eso mi agradecimiento es mayor. Le pedí que lo hiciera y tuvo la amabilidad de prologar mi proyecto.

Rafael Flores - 14 de marzo de 2000
El tango en el mundo ya ha trascendido aquel brochazo expresionista de su danza asombrándonos en inesperado local de una plaza de México... al que nos acercamos porque el imán de su música nos llamó. O, la sorpresa casi escandalosa vivida en la estación central de trenes en Zurich, donde unos tres mil quinientos suizos/as -con su alcalde- bailaron tango hasta las cinco de la mañana, el 3 de julio de 1999. Trasciende ahora el tango esos asombros porque cada vez es más de nadie... y por ello de todos. Empieza a ser de cada uno, cotidiano y fértil.
Llega casi constante el goteo de informaciones de que ciertos cantantes o cineastas incluyeron tangos en el repertorio de sus obras. A nuestro sentir, aparte de reconocer la importancia de que un artista de moda descubra las posibilidades expresivas y comerciales del tango, interesa que gente como María Bernad, en la ciudad de Zaragoza -como cualquier ciudad tan cerca y tan lejos de Buenos Aires- se encuentre consigo misma a través del tango. Su libro desde las primeras páginas, es una invitación a bailar sin rodeos, a sabiendas de que la danza es irreductible a otro lenguaje... cuando se danza con las palabras incluso. Declara vivir una profunda experiencia de su mismidad con el otro. Un devenir en sí misma cálida, abierta, siempre cariñosa pero nunca adormecida. Experiencia lúcida al fin, porque si no se tropieza cándidamente y el tango no fue inventado por cándidos. Era más bien gente pícara, mañosa en la creación, gente ejercitada en muchos juegos, a veces de doble registro, del vivir.
María Bernad resignifica los pasos de la danza, las figuras que una larga tradición colectiva por definición fue amasando en patios y pistas. Se la siente en la escritura tan voz de mujer ¿tan cavidad para el tango... y las palabras?, que no faltará quien advierta, como en sueños, que baila con ella cuando lee estas páginas.

27 de marzo de 2001
Ya tenemos libro, querido Rafael. Me decidí a publicarlo yo. Es una experiencia apasionante. Gracias por acompañarme en este trayecto.




sábado, 25 de enero de 2025

ANTONIO GARCÍA OLIVARES y "EL TANGO CON DARÍO"




 Al principio, en sus primeros balbuceos, yo contaba sus gracias, pero este libro, “El Tango con Darío”, ya tiene la suficiente edad como para que hable solo. Leedlo (No se vende - Biblioteca de Aragón-Dr.Cerrada, 22) . Encontrareis, seguro, emociones que os pertenecen.

Me gustaría que me acompañaseis por sus alrededores y os propongo algo distinto. Entrar en ese aspecto que inquietó a Antonio García Olivares. "El Final".

Dice Antonio:

“La mayoría de los poemas de este libro son un tanto inquietantes, y yo creo que ello se debe a que conservan ese sentido multivalente (precisamente). Tomemos por ejemplo, el poema que cierra prácticamente el libro, el titulado "El Final". Y vamos a oír qué le dice la autora a su propio amor:

Le dice:

Ya llegan, mi cariño, los últimos compases
el final ... ese lecho.
Sé generoso, amor, y no me llames.
No te pierdas.
Silencio.

Yo al menos, no puedo evitar oír a la vez 4 cosas en este poema:

-En primer lugar, la despedida de un baile.
-En segundo lugar, el diálogo con la persona querida
-En tercer lugar, podemos interpretarlo como el diálogo con el propio amor de uno
-Pero también podemos ver en el poema a una persona despidiéndose de la vida (!). Esto es, la despedida final de una vida humana...

Por eso, no puedo evitar que me resulte inquietante, como muchos otros poemas de este libro. Porque lo que se dice en cada nivel está sirviendo de campo metafórico para los otros niveles. Creando así una profundidad que genera cierto vértigo. Un vértigo que caracteriza también a otros poemas de este libro.”



(Acualera de Blanca García)

Un poco más sobre Antonio G.Olivares

viernes, 24 de enero de 2025

EL TANGO CON DARIO-




FELICIDADES




"El Tango con Darío"
Nació, como Libro, un 15 de marzo de 2001.
Se empezó a gestar el 22 de octubre de 1952




Está dedicado a Paula




jueves, 23 de enero de 2025

RECORDANDO A FRANCISCO CARRASQUER




(Paseo de los Poetas- Fraga)





Querido amigo. Es fácil leer en los corazones afines. No es lo mismo hablar de Teresa de Ávila y Juan de Yepes,  que ocultar su valor con un seudónimo, por muy santo que sea.

Te leo mi último escrito. Es para un amigo que disfruta con el barro y próximamente expondrá su obra.

Buenos como decía Machado.

Casi afirmaría que la creación del primer hombre la hizo un alfarero. Y lo creo, sencillamente, porque quien está más cerca de la tierra interpreta mejor a su naturaleza.

Como tiene mucho mejor carácter que el atribuido por la historia, seguro que el creador asumiría el riesgo y hecha la obra, firmaría “con el alma”.

Alguna vez nuestro Hacedor quedóse mudo al comprobar que alguna de esas piezas llevaba la rúbrica incorporada. En esas ocasiones soñaba con acariciar entre sus manos la materia y jugar a dejarse sorprender por ese barro que tenía vida propia. Siempre le despertaba una lejana risa repicando a gloria. Por eso Bernard Shaw dijo. “Cuando Dios creó el mundo vio que era bueno”. Finalmente firmaba  a dúo con el hombre.

Ser buenos es lo mejor que nos puede pasar... y a Dios, porque entonces los hechos se llenan de colores, de luz y de alegría. Como la obra de Juan A. Jiménez, que es, como veréis, buena.




A mí también, como a ti, me emociona Machado, Espinoza... y lo cotidiano.





miércoles, 22 de enero de 2025

ZIMMER










Desierto:
     Dunas no muy altas. Zonas de espacios rocosos y un pequeño cañón. Allí un oasis no muy grande aunque frondoso. Escondido. Hay una meseta con algo de vegetación escasa. Algún arbusto. Conforme se aleja aparece más arenoso. Periódicamente sorprende una cascada que tiene relación con las lluvias.
Cubo:
     En el oasis. De tela de lino color crema. Aristas de madera. Se puede levantar y forma un techado, como una medio carpa.
Escalera:
     De cuerda, con travesaños de madera, digamos una escala. Para subir a alguna palmera, un escarpe…
Caballo:
     En el oasis. Tranquilo. Disfrutando del hogar. Oscuro con la crin y cola negra, o negro azabache. Raza árabe, brioso. Inmejorable. Con bridas, pero sin aparejos.
Tormenta:
     Estoy protegida. Resguardada debajo del pequeño techado, junto al fuego. También puedo oír los truenos y contemplarla desde la montaña. Estoy tranquila, estupendamente y bien acompañada.
Flores:
     Un magnolio. Rosas del desierto (de sílice). También las hay sencillas, típicas del paisaje.





Tenemos reservado un asiento en la lumbre.
Cada noche abrimos la puerta a un amigo que quiere conversar.
 Podría ser éste el hogar de Hölderlin.
Su punto de equilibrio.

Aquí puede encontrarse el cielo con el fuego sin ningún desafío…
… y con sus ojos.

Aquellos que no pudo mirar por estar prohibido
y velaron los suyos de ternura.

Aquella ternura que llamó la atención de Apolo
y le hirió (sin querer).

(Zimmer, el carpintero, asiente. 
Él lo conoce bien. Su hogar podía haber sido el nuestro).

Ocurre alguna vez, que esa flor tan querida,
recupera sus pétalos
y vemos a quien, al vernos, abandonó sus dudas.

*


LIBRERÍA LA PANTERA ROSA

Calle San Vicente de Paúl, 28

50001 Zaragoza

 




martes, 21 de enero de 2025

ZEUS Y HERA







Desierto:
·         Hace mucho calor, tiene un tono rojizo, lleno de enormes dunas de arena. Hace sol, el cielo es de un azul intenso, hay mucho silencio y nada ni nadie se mueve alrededor. Pese a las dunas, los horizontes se ven lejanos.

Cubo:
·         Es de un metro treinta de lado, está en el centro de la cuenca que forman las dunas cercanas. Es azul ultramar, oscuro, de un material transparente, como gelatina, pero que no necesita frío para mantenerse en su forma de cubo.

Escalera:
·         Es de un tamaño medio, más o menos un metro de ancho, de madera de pino. Sin barandilla. Sube al cubo, está pegada a uno de sus costados.

Caballo:
·         Es un caballo de montar, esbelto, alto, grande. Es de color ocre con las crines y la cola blanca-rubio platino.

Tormenta:
·         Huele a humedad, cae mucha agua en grandes gotas y hay viento arremolinado que todo lo mueve. Los relámpagos llenan el cielo oscuro, casi negro y los truenos suenan cerca.

Flores: 
·         Son narcisos silvestres, llenan un campo entero arriba del todo casi en la sierra de Leire, en un lugar plano o casi. Son todas del mismo tamaño y apenas dejan ver la hierba: se diría que el campo entero es amarillo.



*

                 Se diría que Zeus nos añora y quisiera llevarnos con él en su huevo cósmico.

                 ¡No es tiempo todavía! le gritaría Hera (que siempre le gritaba) y para asegurarnos aquí abajo, ordenó a Aracne tejer una conquista que nos atase con el mismo deseo que ella tenía de librarse del genio de la diosa. ¡Y no fue suficiente!

                 Para que no mirásemos al cielo, pidió a Urano que hiciese de pintor. Accedió de buen grado y con un solo piropo le sacó sus mejores colores a la tierra. ¡Qué hizo! Tanta belleza consiguió lo contrario: entusiasmarnos más y añorar lo elevado.

                 Quiso entonces enmascarar la altura y ensayó la idea de llover, sin notar cómo Zeus, a quien la añoranza le era insoportable, se deslizaba en cada gota de agua. Como era un dios y un dios lo abarca todo, ocupó los océanos y esto llevó su tiempo. Ordenó a las sirenas que durmieran a Hera y cuando la mar estuvo fecundada, se acercó a despertarla con un beso. A Ella le gustó y a nosotras que cambiase de humor. Para festejarlo agotamos nuestra intuición sembrando bienvenidas.

                 Fue tanta la cosecha que todos los seres humanos, sin faltar un@ sol@, tuvieron que echar una mano en la recolección ...cazando ideas ...repartiendo besos ...hablando ...mirando ... bailando ...luchando ...soñando ...cantando. En resumen, viviendo.

                 Cada noche deseamos que el juego se repita: que Zeus nos rapte y Hera se lo impida, pero ya tienen años para ir y venir y están cansados.



No importa.



                 Encendemos un fuego, preparamos sopitas y les contamos, una y otra vez al amor de la lumbre, como hicieron para “llegar a dioses”.

                 Cuando se duermen leemos a Tagore.

***


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*


lunes, 20 de enero de 2025

¡VÉ DE MÍ!

Paisajes 




Desierto:

·         Caluroso. En lontananza dunas altas donde el viento levanta polvaredas. A la derecha se adivina una zona sombría que es un oasis con agua y palmeras. Horizonte amarillo. Cerca huellas de camellos o animales que han pasado por ahí. Piedras blancas areniscas de forma salteada. A mitad de camino entre las dunas y yo, unos cactus gigantes que proyectan una sombra muy alargada, porque está atardeciendo. Encima de la duna solo se ve medio sol. Se ven a la izquierda los surcos del cangrejo de los desiertos (ese que se mete debajo de la arena porque hace mucho calor). Pasan correteando por delante de mí buscando otra zona sombría. También hay lagartijas que al correr serpentean con la cola dejando el rastro. Tan solo eso y algún silbido ocasional del viento es lo que rompe el silencio. (Eso hace darse cuenta de que a pesar de ser un paraje tan inhóspito hay vida.). No hay flores más que las pequeñas de algún cactus. Y las que pueda haber en el oasis, pero que yo no las veo, aunque lo presumo.

Cubo:

·         De pirita negra. En el oasis (no lo veo), dentro del estanque de agua sobre el que se refleja el sol. Estructura perfecta geométrica de mineral (porque un cubo en el desierto no lo veo de ninguna otra manera).

Escalera:

·         La escalera sobre la tierra más sólida que va desde la arena hasta el tejado de una cueva beréber. De manera que si el aire tapara la entrada poder subir por el tejado. No es una escalera son escalones de la misma tierra. A 50 mts. del oasis (en una zona más rocosa y habitable). Pero algo aislado, no un pueblo. Punto intermedio.

Caballo:

·         Me sorprende de repente por su forma de trotar. Salvaje o semisalvaje, negro, que se les ha escapado (porque todavía no está domado) en el camino a un grupo de Tuaregs que debió pasar. Va a beber agua y su instinto le lleva al oasis y se le nota fatigado y con las pezuñas muy lastimadas por su escapada (trotando sin rumbo y extasiado de ser durante días, hundiendo las patas en la arena, buscando la sombra y buscando la manada de la que se extravío (o yegua o potro)

Tormenta:

·         Chulísima. el anuncio de la tormenta es un viento feroz que levanta polvaredas. Es sobre todo de aire con lluvia intensa, como una nube pasajera que llena el pozo del oasis y endurece la arena del camino. Y agradable porque baja un poco la temperatura.

Flores:   

·          

               

*

 

     Nos crecemos en los problemas. Tenemos recursos. En varias ocasiones hemos salido airosos de esa vuelta al pasado (una de las empresas más difíciles).

     Estamos acompañados por varios "plumillas" (reporteros) que toman nota de todo cuanto pasa. Uno de ellos, el más brillante, escribió algo en su cuaderno que no puede descifrarse. Pedimos explicaciones y oscurece la respuesta: "No es tiempo todavía. Vendrían a caer en espejismos".

(¿Quién vendría, o quienes?)

 

     En las noches accede a nuestro ruego y desvela alguna frase suelta. Lee bien, tiene la voz segura. Enseguida capta silencios excesivos y nos propone juegos de palabras: "... bereber... rebeber... volver a empezar"

     Y volvemos. Volvemos cada vez más seguros, más íntimos.

     Estas lecturas son todo un rito y hoy, queríamos acompañarle pero faltó a la cita. Se fue en la madrugada dejándonos un libro "La sed de Machado". Me ahorraré relatar la tristeza que dejó en un instante. Solo hablando con él podíamos conjurarla. Y leímos (como él) en nosotros.

     Desde entonces, una segunda voz (tan distinta) se trenza con la nuestra.

                          "Ve de mí, pero no te vayas"

***

 

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domingo, 19 de enero de 2025

UNA PRINCESA








Una velada elevada al cubo



Desierto:
         Dunas. Mucho sol. Una pequeña palmera y un poco de agua. Pirámides. Un camello. Alacrán. Insectos. Argomas. Poca vegetación seca, que aumenta conforme se acerca a la palmera. Mucho calor.

Cubo:
         Cerca del agua. Un cubo de Rubic de colores, resuelto. Pequeño.

Escalera:
         Junto a la palmera que tiene cocos. De madera. Grande para llegar arriba. De tijera. Un moro.

Caballo:
         Blanco. Debajo de la palmera. Atado. Enjaezado. Bien cuidado. Elegante. Lo han dejado para descansar.

Tormenta:
         De arena. El aire mueve la palmera y la poca vegetación. El caballo está un poco inquieto. Se puede soltar.

Flores:
         Nenúfares en el estanque. Junto al árbol alguna flor pequeñita, humilde, silvestre.


*

  
     ¡Qué pequeñas somos todavía!

Princesas atrapadas, nos asombran los cuentos por la realidad de su final feliz.

 Buscamos los ojos que nos muestren el tesoro escondido y cuanto más miramos, más se oculta, provocándonos miedo.

 Es solo una impresión.

     Encontrar la manera de no perder el hilo de esta historia,
la nuestra,
es lo que nos ocupa.

El monstruo se comerá lo previo
 (lo que nos preocupa)
y dormirá, dejando que pasemos a ese lugar tan íntimo donde todo es misterio.

     Nos espera el despertar y un beso.

*





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